Café, semilla con historia

Del ritual al gusto: una travesía del café desde África a Europa

La historia del café comienza en los valles altos de Etiopía, envuelta en leyenda. Se dice que fue un pastor llamado Kaldi, en el siglo IX, quien notó cómo sus cabras se volvían más activas al comer los frutos rojos de un arbusto silvestre. Intrigado, llevó los granos a un monasterio cercano, donde los monjes prepararon una infusión amarga que, para su sorpresa, les ayudaba a mantenerse despiertos durante las largas noches de oración. Así, el café comenzó su andanza como una bebida ritual.

En el siglo XV, la planta fue cultivada por primera vez en forma sistemática en Yemen, particularmente en la región de Moka, desde donde se expandió a todo el mundo islámico. Allí, el café tomó el nombre de qahwa, y fue adoptado por los místicos sufíes como aliado espiritual. Su uso se extendió rápidamente a La Meca, El Cairo, Damasco y Estambul, donde surgieron las primeras casas de café o qahveh khaneh: espacios públicos donde la gente se reunía a conversar, leer poesía, debatir política o simplemente compartir el silencio. La bebida comenzó a formar parte del tejido social, generando incluso tensiones con las autoridades religiosas, que en más de una ocasión intentaron prohibirla.

La llegada del café a Europa no fue inmediata, pero estuvo marcada por la curiosidad de los primeros viajeros. Entre 1573 y 1575, el médico y botánico alemán Leonhard Rauwolf viajó por el Levante y observó el consumo habitual de una bebida oscura llamada chaube, que describió como caliente, amarga y beneficiosa para la salud. Esta fue la primera mención escrita del café en Europa.

Poco después, en 1591, el médico veneciano Prospero Alpini publicó un tratado sobre la medicina egipcia en el que incluyó una descripción botánica del cafeto y sus usos medicinales. A partir de allí, el café empezó a circular por Europa como curiosidad médica, vendido en boticas y estudiado por eruditos.

Fue hacia 1645 cuando se abrió la primera cafetería en Venecia, marcando el inicio del café como una bebida de consumo público y social en Europa. Le siguieron Londres (1652), con sus Penny Universities donde por una moneda se accedía no solo a una taza, sino a horas de conversación, y Viena (1683), donde el café fue descubierto en los sacos abandonados por el ejército otomano tras el sitio fallido. Los vieneses lo adoptaron con entusiasmo y le añadieron leche, azúcar y repostería: el nacimiento del estilo europeo de café.

En París, ya para los años 1720, el café había conquistado los salones ilustrados. Cafés como el Café Procope se volvieron centros de efervescencia intelectual y política, prefigurando los cambios sociales y culturales que marcarían los siglos siguientes.

Si quieres, puedo ayudarte a adaptar este texto para un cartel, un blog o incluso una cápsula de audio. También podemos hacer versiones más breves para redes o etiquetas. ¿Qué te gustaría hacer con él?

Contactanos